lunes, 13 de junio de 2011

BIOGRAFIA

José Santos Chocano Gastañodi, considerado uno de los poetas latinoamericanos más grandes de todos los tiempos por la belleza de su poesía. Estudió en el Instituto de Lima pero al poco tiempo, se trasladó al Colegio de Lima, que dirigía Pedro Alfonso Labarthe.
Ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos, a la edad de 14 años.[1] Tuvo una vida agitada, acusado de subversión, fue encarcelado a los veinte años, lo cual lo llevó a recorrer América como diplomático y aventurero; así es que se desempeñó, desde muy temprana edad, en algunas misiones diplomáticas por su país que le condujeron inicialmente a Colombia y luego a España.
En 1908 escribió: «Walt Whitman tiene el norte, pero yo tengo el sur».
Fue secretario de Pancho Villa y fue colaborador del dictador guatemalteco Manuel Estrada Cabrera, lo que casi lo llevó ser fusilado en 1920 al ser derrocado éste.
En 1922, en Lima el gobierno de la ciudad lo nombró poeta laureado.
En la tarde del 31 de octubre de 1925,[2] mató de un disparo a quemarropa al joven escritor Edwin Elmore, luego de un altercado entre ambos en el local del diario El Comercio de Lima. Elmore había criticado ácidamente la posición política del poeta. Chocano salió a los 2 años por un indulto y se fue a vivir a Santiago de Chile, donde en 1934 fue asesinado en el tranvía por Martín Bruce Padilla,[3] un esquizofrénico chileno que creía que Chocano tenía el mapa de un tesoro.

ESTILOS LITERARIOS

Se le considera dentro del modernismo, del cual fue uno de los representantes peruanos, compartiendo junto con Rubén Darío (Nicaragua), Manuel González Prada (Perú), José Martí (Cuba), Manuel Gutiérrez Nájera (México) y José Asunción Silva (Colombia). Sin embargo, cabe recalcar que Chocano por su carácter es considerado, por algunos entendidos, que está más cerca del romanticismo que del modernismo, mientras que otros, como es el caso del crítico estadounidense Willis Knapp Jones, lo llegaron a denominar como mundonovismo. Pero muchos estudiosos entienden que Chocano es muy diverso así como prolífico, por lo que algunas veces es épico y otras es lírico[cita requerida] en sus versos.
Soy el cantor de América / autóctono y salvaje;/ mi lira tiene un alma,/ mi canto un ideal. / Mi verso no se mece/ colgado de un ramaje/ con un vaivén pausado /de hamaca tropical... / Cuando me siento Inca,/ le rindo un vasallaje al sol / que me da el cetro / de su poder real;/ Cuando me siento hispano/ y evoco el coloniaje,/ parecen mis estrofas/ trompetas de cristal./ Mi fantasia viene de/un abolengo moro:/ los andes son de plata,/ pero el León de Oro;/ Y las dos castas fundó/ con épico fragor./ La sangre es española/e incaico es el latido;/ ¡Y de no ser poeta,/ quizás yo hubiese sido/ un blanco aventurero/ o un indio emperador!

OBRAS DE JOSE SANTOS CHOCANO

  • Iras santas (poesías). Lima: Biblioteca de "El Perú Ilustrado"; Imprenta del Estado, Rifa, 58; Notas [situación en que se escribieron los poemas El primer adiós y En el hospital por Chocano; 103 págs.; 1895; José Chocano. Con una fotografía del autor. De acuerdo a Bendezú, los caracteres fueron impresos en rojo.
  • En la aldea (poesías). San Pedro de los Chorrillos (Lima): estío y otoño de 1893; Biblioteca de "El Perú Ilustrado"; Imprenta del Estado, Rifa, 58; 127 págs.; 1895; José S. Chocano (Bendezú indica que contiene una fotografía del autor y que los caracteres fueron impresos en azul).
  • Azahares (versos lirícos). Lima; Imprenta del Estado, Rifa, 58; 79 págs.; 1896; José S. Chocano.
  • Selva virgen Lima, 1896 (Según Ventura García Calderón, el padre Alfonso Escudero y Luis Alberto Sánchez).
    • La selva virgen (poemas y poesías). París: Garnier Hermanos, Libreros Editores (Rue de Saints-Pères, 6); 252 págs.; 1901; José S. Chocano. [Según Bendezú, contiene una fotografía del autor. Al final se incluyó una lista de las poesías. El PAE consignó ediciones de 1897, 1901 y 1909. Sánchez indicó que estaban «notablemente aumentadas con composiciones fechadas en 1898, 1899 y 1900» y además agregó una edición de 1923.
  • La epopeya del morro (poema americano). Premiado con medalla de oro por El Ateneo de Lima en el concurso de junio-julio de 1899 (cuando Chocano tenía 24 años). Lima: Imprenta El Comercio, Rifa 44. Por J. R. Sánchez; fallo del jurado, firmado por Numa Pompilio Llona, Manuel González Prada, y Domingo de Vivero; 81 págs.; (s.a.) [1899]; José Santos Chocano. ¿Id.?, Iquique: Imprenta Comercial, 1899 (según PAE y LAS).
    • La epopeya del morro (en La literatura peruana, publicación semanal de obras selectas de autores peruanos, dirigida por Manuel Beltroy, año I, volumen 10). Lima. "Nota biográfica" escrita por J. P. Paz-Soldán (de su Diccionario de peruanos contemporáneos ; "Nota crítica", por F. García Calderón (de su De Litteris); "Nota biográfica" [que —de acuerdo con Bendezú— está plagada de errores], 32 págs., 7 de junio de 1923; José Santos Chocano. [Según Bendezú tiene una fotografía del autor. Es la versión definitiva —reducida de 1941 a 575 versos— que Chocano produjo en ediciones de Fiat lux!].
  • El derrumbe. Lima, 1899. Sánchez, L. A. [Reducido de 1345 a 637 versos en Poesías completas (1902) y Alma de América (1906). De acuedo con Bendezú, el libro terminó adoptando el nombre de El derrumbamiento.
  • El idilio de los volcanes (para México y sus volcanes. Habla sobre los dos volcanes más importantes de la Ciudad de Puebla, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl)
En la ciudad de Madrid —donde vivió de 1905 a 1908— sus obras más importantes fueron:
  • Azahares (1896)
  • Alma América (1906)
  • Fiat lux (1908)
  • Primicias de oro de Indias (1937).
Entre 1899 y 1906 escribió obras de teatro:
  • El nuevo Hamlet
  • Vendimiario
  • Mundo rural y urbano
  • Ingénito
  • Sin nombre
  • El hombre sin mundo
  • Los conquistadores.

POEMAS

DE VIAJE

Ave de paso,
fugaz viajera desconocida:
fue sólo un sueño, sólo un capricho, sólo un acaso;
duró un instante, de los que llenan toda una vida.

No era la gloria del paganismo,
no era el encanto de la hermosura plástica y recia:
era algo vago, nube de incienso, luz de idealismo.
No era la Grecia:
¡era la Roma del cristianismo!
Alrededor era de sus dos ojos ¡oh, qué ojos, ésos!
que las fracciones de su semblante desvanecidas
fingían trazos de un pincel tenue, mojado en besos,
rediviviendo sueños pasados y glorias idas...

Ida es la gloria de sus encantos,
pasado el sueño de su sonrisa.

Yo lentamente sigo la ruta de mis quebrantos;
¡ella ha fugado como un perfume sobre la brisa!
Quizás ya nunca nos encontremos;
quizás ya nunca veré a mi errante desconocida;
quizás la misma barca de amores empujaremos,
ella de un lado, yo de otro lado, como dos remos,
¡toda la vida bogando juntos y separados toda la vida!

LA CANCION DEL CAMINO

Era un camino negro.
La noche estaba loca de relámpagos. Yo iba
en mi potro salvaje
por la montañosa andina.
Los chasquidos alegres de los cascos,
como masticaciones de monstruosas mandíbulas
destrozaban los vidrios invisibles
de las charcas dormidas.
Tres millones de insectos
formaban una como rabiosa inarmonía.

Súbito, allá, a lo lejos,
por entre aquella mole doliente y pensativa
de la selva,
vi un puñado de luces, como un tropel de avispas.

¡La posada! El nervioso
látigo persignó la carne viva
de mi caballo, que rasgó los aires
con un largo relincho de alegría.

Y como si la selva
comprendiese todo, se quedó muda y fría.

Y hasta mí llegó, entonces,
una voz clara y fina
de mujer que cantaba. Cantaba. Era su canto
una lenta... muy lenta... melodía:
algo como un suspiro que se alarga
y se alarga y se alarga... y no termina.

Entre el hondo silencio de la noche,
y a través del reposo de la montaña,
oíanse los acordes
de aquel canto sencillo de una música íntima,
como si fuesen voces que llegaran
desde la otra vida..

Sofrené ml caballo;
y me puse a escuchar lo que decía:

- Todos llegan de noche,
todos se van de día...

Y, formándole dúo,
otra voz femenina
completó así la endecha
con ternura infinita:

- El amor es tan sólo una posada
en mitad del camino de la vida.

Y las dos voces, luego,
a la vez repitieron con amargura rítmica:

- Todos llegan de noche,
y todos se van de día ...
Entonces, yo bajé de mi caballo
y me acosté en la orilla
de una charca.

Y fijo en ese canto que venía
a través del misterio de la selva,
fui cerrando los ojos al sueño y la fatiga.

Y me dormí, arrullado; y, desde entonces,
cuando cruzo las selvas por rutas no sabidas,
jamás busco reposo en las posadas;
y duermo al aire libre mi sueño y mi fatiga,
porque recuerdo siempre
aquel canto sencillo de una música íntima:

- Todos llegan de noche,
todos se van de día!
El amor es tan sólo una posada
en mitad del camino de la vida...

POEMAS

BLASON

Soy el cantor de América autóctono y salvaje:
mi lira tiene un alma, mi canto un ideal.
Mi verso no se mece colgado de un ramajecon
vaivén pausado de hamaca tropical...

Cuando me siento inca, le rindo vasallajeal Sol,
que me da el cetro de su poder real;
cuando me siento hispano y evoco el coloniaje
parecen mis estrofas trompetas de cristal.

Mi fantasía viene de un abolengo moro:
los Andes son de plata, pero el león, de oro,
y las dos castas fundo con épico fragor.

La sangre es española e incaico es el latido;
y de no ser Poeta, quizá yo hubiera sido
un blanco aventurero o un indio emperador